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Manuscrito primero: el trabajo alienado - Fragmentos

• La alienación del trabajo conlleva la del proletariado......
• La alienación humana es la alienación del trabajo humano .......
• El trabajo alienado “extraña” al trabajador de si mismo y atenta contra la dignidad moral .
Ahora bien, ¿en qué consiste la alienación del trabajo?
Ante todo, en el hecho de que el trabajo es exterior al obrero, es decir, que no pertenece a su ser; que, en consecuencia, el obrero no se afirma en su trabajo, sino que se niega; no se siente cómodo, sino desventurado; no despliega una libre actividad física e intelectual, sino que martiriza su cuerpo y arruina su espíritu. En consecuencia, el obrero sólo tiene la sensación de estar consigo mismo cuando está fuera del trabajo, y, cuando está en su trabajo se siente fuera de sí. Está como en su casa cuando no trabaja; cuando trabaja no se siente en su casa. Su trabajo no es, pues, voluntario, sino impuesto; es trabajo forzado. No es pues, la satisfacción de una necesidad, sino sólo un medio de satisfacer algunas necesidades al margen del trabajo. El carácter extraño del trabajo aparece con claridad en el hecho de que apenas deja de haber obligación física o de otro tipo, el trabajo es rehuido como si fuera una peste. El trabajo exterior, el trabajo en el que el hombre se aliena, es un trabajo de sacrificio de si, de mortificación. Por último, el carácter exterior del trabajo con respecto al obrero aparece en el hecho de que no es un bien propio de éste, sino un bien de otro; que no pertenece al obrero; que en el trabajo el obrero no se pertenece a si mismo, sino que pertenece a otro. Así como en la religión la actividad propia de la imaginación humana –del cerebro humano y del corazón humano- actúa sobre el individuo independientemente de él, asi también la actividad del obrero no es su propia actividad. Pertenece a otro; es la pérdida de si mismo.
Llegamos, pues, al resultado de que el hombre sólo se siente ya libremente activo en sus funciones animales: comer, beber y procrear, y, cuando mucho, en su cuarto, en su arreglo personal, etc., y que en sus funciones de hombre sólo se siente ya animal. Lo bestial se convierte en lo humano y lo humano se convierte en lo bestial.
Comer, beber, procrear, etc., son también, por cierto, funciones auténticamente humanas. Pero separadas en forma abstracta del resto del campo de actividades humanas y convertidas, así, en el único y último fin, son bestiales.
Hemos considerado el acto de alienación de la actividad humana práctica –el trabajo- bajo dos aspectos: primero, la relación del obrero con el producto del trabajo como objeto extraño que lo aventaja. Esta relación es al mismo tiempo, la relación con el mundo exterior sensible, con los objetos de la naturaleza –mundo que se opone a él de una manera extraña y hostil-. Segundo, la relación del trabajo con el acto de producción dentro del trabajo. Esta relación es la relación del obrero con su propia actividad como actividad extraña que no le pertenece; es la actividad que es pasividad, la fuera que es impotencia, la procreación que es castración, la energía física e intelectual propia del obrero, su vida personal-porque qué es la vida si no la actividad- que es actividad dirigida contra él mismo, independiente de él, que no le pertenece. La alienación de sí, como, un poco antes, la alienación de la cosa.
C.Marx: Manuscritos de 1844. Economía, Política y Filosofía.
(Ed.Arandu, Buenos Aires)

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